19 sept 2010

Mes de Alfaro



De la celebración opaca del Mes del Manabitismo, sólo es digno de destacar al General Eloy Alfaro Delgado, obviamente no por mérito de las instituciones públicas que utilizan el nombre del mejor ecuatoriano de todos los tiempos, sino por la movilización y agitación genuina de las masas populares de Manabí.

Eloy Alfaro es un paradigma de ayer, hoy y siempre. Su vida, pensamiento, lucha, patriotismo, logros y legado están impregnados en los manabitas y ecuatorianos, retroalimentando energías libertarias.

Alfaro nació el 5 de junio de 1842, inicio la revolución en el sitio Colorado, cerca de la cuna de su nacimiento, el 5 de junio de 1864, mástil del 5 de junio de 1895, primer jurisconsulto de los derechos de la mujer el 3 de junio de 1897, padre de la unidad territorial nacional por el Ferrocarril Ecuatoriano, que tuvo su jornada inaugural en la ruta Guayaquil- Quito el 5 de junio de 1908.

Coincidencia o no, Alfaro nace en junio, mes del natalicio de Manuel Inocencio Parrales y Guale 17 de junio de 1745, y de la creación de la provincia de Manabí (25 de junio de 1824).

Alfaro fue instintivamente un reformador social, contrario a la censura, promotor del pensamiento, tolerante y conciliador, partidario del ascenso social y el sufragio universal. Prefería el comportamiento ético y moral individual en vez de la custodia de la autoridad a la adhesión obligada, a credos formales y tradicionales.

Abrazó las ideas de la Ilustración: Libertad, igualdad jurídica, soberanía de la acción, desarticulación del poder político y social del clero, nacionalización de los bienes del clero y su igualación con los ciudadanos, la formalización del establecimiento de la estratificación por clases sociales dignas, etc.

Don Eloy, como buen manabita fue viril, en su palabra: “Esta usted prisionero de la Revolución” (cuando apresó personalmente al gobernador de Manabí, coronel Francisco Javier Salazar); y en los hechos, con vigor físico: “A un Alfaro no se le pega así no mas, ni por la espalda”.

Solidario con todos, a Juan Montalvo le escribió: “No tenga usted recelo, don Juan, disponga incondicionalmente de mi y de cuanto necesite para su viaje a Europa y la publicación de sus obras: lo que yo poseo es suyo y puede emplearlo todo en la salvación de la República”

Alfaro, sabio y prudente: “Se debe servir sin esperar retribución de las personas beneficiadas, a fin de no sufrir decepciones horrorosas.”

Honesto e incorruptible “! Ni un centavo en gratificaciones! Le doy a Ud. las gracias. Ponga eso en el contrato, será magnífico”

Justo: “Cuando desaparece la practica de la justicia, se viene al suelo el edificio social que llamamos Nación”.

Profeta e impulsador: “Solamente a balazos dejarán nuestros opresores el Poder, que lo sostienen únicamente con la violencia”.

Conciliador: Guayaquileños: “vengo sin odios ni venganzas y dispuesto a dar a todos mis compatriotas un abrazo fraternal”.

Padre y defensor de la soberanía: “! Tumbes Marañón o la guerra!... Yo os prometo que conduciré a nuestro ejército a la victoria, siguiendo la sombra egregia de Sucre y obedeciendo los mandatos ultraterrenos del Libertador”

Gallardo: “El hombre cobarde, aun cuando sea de buena conducta privada, es capaz de cometer cualquier infamia; esa es la tutora imperiosa que convierte a los débiles en instrumento involuntario del crimen”.

Orientador y guía: “la debilidad o el capricho, son hermanas gemelas, que conducen a la degradación o a la desgracia”.

Definitivamente Alfaro será eterno, a pesar de que fue víctima de la traición de quienes le rodearon y medraron de su magnanimidad. Leónidas Plaza Gutiérrez, fue uno de los que no tuvo compasión. Son lecciones históricas que hay que rememorarlas en estos tiempos de ingratitudes, para que hombres de la talla de Medardo Mora Solórzano y de tantos otros que han sido adalides de la democracia, de la libertad y de la justicia caigan abatidos por la deslealtad.

Las palabras de Alfaro son veredictos imperecederos, sellados por sus actos de verdad y justicia. Imposible de resumir en una página, comprenderlos en una cátedra. Alfaro obliga a los alfaristas a un compromiso mutuo de larga trayectoria.

En todo caso, quien desee introducirse en su estudio puede consultar las obras de Medardo Mora Solórzano, Eugenio De Janón Alcívar, José Arteaga Parrales, Víctor Arias, Dumar Iglesias Mata, Horacio Hidrovo Peñaherrera, José Peralta, Alfredo Pareja Diezcanseco, José María Vargas Vila, Roberto Andrade, Pedro A. Saad Herrería, entre otros destacados autores y que explican el por qué debemos decir: ¡ Junio, Mes de Alfaro!

1 comentario:

Unknown dijo...

Buenas tardes, me parecio muy interesante el historial del sr ELOY ALFARO,mi padre tambien pertenecio a los ferrocarriles del estado de Chile, me siento orgullosa de llevar el apellido ALFARO, me despido de todos ustedes con un abrazo desde Chile Ingrid Alfaro R. 21 de Septiembre 2010.