19 sept 2010

Manabí y Correa: al pan, pan y…



Manabí acaba de recibir la visita del Dr. Rafael Correa. Después de tres días de diálogo franco y posiciones firmes, pero sinceras y hasta fraternas, los grandes perdedores fueron los burócratas centralistas.

Al parecer, el Presidente de la República al ver con sus propios ojos la realidad provincial, pudo darse cuenta que la gente se lamenta con razón. Correa fue testigo de los teatros de los contratistas viales, el ultraje a los discapacitados, de los graves errores en calles, carreteras y puentes, entre otras cosas.

Pero mayor hubiera sido su sorpresa y tristeza si habría ido a las escuelas con aulas destruidas, sin libros y sin material didáctico. ! Aquí las escuelas no son del milenio!

Si Rafael Correa hubiera estado en los hospitales públicos y subcentros del Ministerio de Salud se encontraría con farmacias vacías, equipos obsoletos, baños malolientes, médicos ausentes, jóvenes egresados de mandil blanco con curiosidad por saber lo que por pereza se negaron a aprender en las aulas universitarias.

Peor aun, para él, si el periplo hubiera incluido a los barrios y ciudadelas, llenas de desempleados, inseguridad y polvo, pero sin servicios básicos y esperanzas de vivir con dignidad.

¿Y cómo es que la patria ya es de todos? Correa dice que confíen en su gobierno que quiere lo mejor para el país, y por tanto también para las provincias. El detalle es que de la buena fe o el bla, bla, bla lleno de sofismas no se van a solucionar los problemas de Manabí, porque chocan contra el siniestro sistema imperante: el centralismo, por eso nuestra región reclama la autonomía para evitar tantos intermediarios descalificados y fracasados en la administración pública.

Obvio que el centralismo no es el único mal perverso, también están la corrupción y la mediocridad de la clase política de los dirigentes provinciales.

La corrupción es castigada en China con pena de muerte, en nuestro país goza de impunidad y reconocimiento. En Manabí, dice Correa, la partidocracia y los profesionales que contratan con el Estado son corruptos e irresponsables, pero él mismo ha premiado a la Democracia Cristiana, Partido Sociedad Patriótica, Manabí Primero, Partido Roldosista integrando a sus figuras en el gobierno o los ha convertido en sus aliados.

Para el ciudadano común, es hasta sospechoso que el hombre más poderoso del país no meta siquiera a uno de tantos corruptos a la cárcel. Es vox populi que los políticos podrían tener acciones en grandes empresas y hoteles de lujo, hosterías y gasolineras en Galápagos, colegios para pelucones, medios de comunicación, buques de todo tipo, caballos de fina sangre, pozos petroleros, mansiones en Quito, cuentas bancarias en Estados Unidos, etc.

La mediocridad de la clase política de los dirigentes provinciales, en el caso de Manabí, llega al nivel de declararse ‘perro de buen amo’, de levantar la mano en forma automática, de callar y callar. Ojalá no todos tengan rabo de paja…o lleguen a ser tan cínicos como aquellos que en Quito se tragaron hasta los cheques.

Manabí y Correa estuvieron dialogando clarito, en vivo y en directo, para tratar el tema más difícil: las asignaciones presupuestarias.

Según el Presidente, el gobierno ha inundado de dólares a la provincia, pero las rentas municipales son un desastre. En total, los municipios manabitas tienen 32 millones de dólares menos en la asignación del presupuesto.

Dentro del Presupuesto General del Estado se ha destinado para este año un total de 98`137.105,82 dólares para los 22 cantones de la provincia, los que serán entregados en diferentes porcentajes, cuando el incremento de acuerdo a la ley es de 130´282.896,20 dólares.

El caso más terrible es el de Portoviejo, el alcalde Humberto Guillem ya ha gritado a los cuatro vientos su inconformidad con la asignación de recursos que el Gobierno le entregó. De acuerdo con los cálculos del Municipio, le compete $ 19`404.961 y no $ 14`556.370 como calculó el Ministro de Finanzas.

Finalmente, Correa ha reconocido que el sistema de distribución de rentas es injusto. El Presidente, dejó una grave advertencia… sólo los manabitas sacarán adelante a Manabí. ¡Quien tenga corazón que viva, quien tenga oídos que escuche!

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