El 4 de agosto de 2010, quedará como la fecha más triste de la universidad ecuatoriana. Ese día Alianza Pais-35 aprobó con 63 votos a favor, incluyendo los de Scheznarda Fernández, Ramón Vicente Cedeño, Lídice Larrea, Yandri Brunner, María Soledad Vela, Marllely Vasconez, el proyecto de Ley Orgánica de Educación Superior.
El Gobierno, la Senplades y sus partidarios celebraron la aparición del borrador del proyecto el 30 de junio del año pasado, desde noviembre de 2009 inició el debate en la Asamblea Nacional hasta que el miércoles último, la oposición estoicamente resistió para impedir que la autonomía universitaria muriera, pero el coctel de intereses, compromisos y capacidad de maniobra de quienes creen en el maquiavélico principio que lo importante es el fin, sin importar los medios fue letal.
La división de las autoridades universitarias fue evidente. El Conesup siempre trató de simpatizar al gobierno. Docentes y estudiantes hipócritamente marchaban juntos en las calles, pero en cuatro paredes unos desertaban por conveniencia, temor o resentimiento con los supuestos patricios de la partidocracia universitaria.
El Mandato 14 y la presión del CONEA desinfló a unos cuantos audaces y despertó a otros que se creen salvados por nombrar Doctor Honoris Causa a algún padrino. En su desconcierto el Conesup, apenas atinó a poner la zoga al cuello a los derechos adquiridos por egresados, con un tiempo límite para ser profesional. ¡Todo fue de mal en peor!
¿Y que pasó en Manabí? El escenario fue catastrófico, la defensa de la autonomía universitaria contó apenas con Medardo Mora, Clímaco Cañarte y Marcelo Farfán como sus tres “llaneros solitarios” y la prensa libre como aliada.
Y el resto…ah! ¿Quiénes? Los que ignoran que en Manabí hubo gentiles como Paulo Emilio Macías, Rubén Darío Morales, Cicerón Robles, Macario Gutiérrez, Ángel Amén Palma, Ignacio Hidalgo que aportaron con grandes ideas al foro académico manabita.
Y el resto…ah! ¿Quiénes? Los que ignoran que en Quito, Alejandro Moreano, Alfredo Castillo Bujase y otros académicos hicieron más poderosa la Capital de la república.
¡Se quedaron tibios!, porque su problema mayor es el rabo de paja: tener un ayer violento, no intelectual, ser especialista en contratos raros, exigir a las y los estudiantes dinero, alcohol y favores sexuales para titularles, poseer terrenos y carros pintados de impunidad primera lograda por el reparto y consolidada después en la rendición de la defensa universitaria.
Los 47 asambleístas que votaron NO, sumados a los 12 que se abstuvieron y 1 que votó en blanco, no pudieron sostener ya la autonomía universitaria.
Ciertamente, al frente también tuvieron a Enrique Ayala Mora y los socialistas, ellos tan hábiles cual guabina en río hondo, podrán explicar la autonomía responsable (Arts. 17 y 18), revelar la insólita nueva distribución de recursos (Art. 24), el principio de pertinencia (Art. 107), el Consejo de Educación Superior (Arts. 166, 167, 168), el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Art. 171), entre otros.
Mientras tanto, hagamos la lista de las y los PHD, que con el auspicio de los correístas y del centralismo, se tomarán las universidades manabitas.
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