Cuando el bloque PAIS optó por postergar el primer debate de la Ley de Comunicación, el presidente de la Asamblea, Fernando “corcho” Cordero afirmó que se hacía para “crear las condiciones políticas y sociales que permitan cambiar y mejorar ese proyecto de manera colectiva”. Hubo aplausos de diversas bancadas porque muchos creyeron que se estaba valorando la necesidad llegar al primer debate con el mayor acuerdo político posible.
También, el ex director del programa Cero Tolerancia, hoy activista social, Carlos Vera Rodríguez, dijo que se había logrado una “pequeña gran victoria”. De nadie dudo de su buena fe en sus actos, pero es mi derecho humano, político y civil no estar de acuerdo ni con unos ni otros.
Es que no podemos olvidar que la estrategia de fingir una retirada ha sido frecuente en la historia y es muy antigua.
La empleó Leónidas contra los persas, en la Batalla de las Termópilas, septiembre de 480 a. C. Según Heródoto el rey persa fue sorprendido y perdió parte de sus mejores tropas al intentar abrir una brecha en las líneas espartanas, que emplearon una táctica de fingir una retirada para después darse la vuelta y matar a los desorganizados soldados persas que corrían en su persecución.
El arte de la guerra fue escrito hacia el año 500 antes de nuestra era por Sun Tzu, advertía: Si tu plan no contiene una estrategia de retirada o posterior al ataque, sino que confías exclusivamente en la fuerza de tus soldados, y tomas a la ligera a tus adversarios sin valorar su condición, con toda seguridad caerás prisionero.
Han pasado los siglos y en nuestro tiempo es común que las estrellas del espectáculo y del deporte anuncien su despedida, una y otra vez, pero no se retiran.
Relaciono la postergación del primer debate de la Ley de Comunicación con la estrategia de fingir una retirada, por algunos hechos relacionados, entre otros, que el presidente Rafael Correa haya acentuado sus críticas contra la prensa, la feroz cadena contra la prensa del 8 de diciembre pasado, la agresiva presentación del Secretario de Comunicación en la entrevista que concedió a Jorge Ortiz.
A propósito de esto último, el 9 de diciembre, el público televidente tuvo que soportar un espectáculo alejado del contexto periodístico. La máxima autoridad gubernamental en comunicación puso una tarjeta de crédito sobre la mesa y reclamó por ser maltratado por el Lcdo. Ortíz, quien no debió hacerle el juego. Ambos terminaron lesionando a los televidentes, dando una pésima lección de dialogo y convivencia democrática.
En un contexto mayor, la aprobación del proyecto de Ley de Comunicación ha sido una ardua batalla para el oficialismo, no solo por la defensa de la libertad que hemos bregado los periodistas y los asambleístas de oposición al régimen correísta, sino por las observaciones de organismos de prestigio como la OEA, la UNESCO, Human Rights Watch ,SIP, entre otras.
El bloque PAIS no esperó tanta resistencia y dados los hechos, hubo una dosis mayor de violencia y fuerza, hasta que la gente más estratégica parecer haber optado por cambiar la tácticas, tanto ofensivas como defensivas, observando el principio que una acción siempre se antepone a la reacción.
En términos deportivos, la clave sería una finta tras otra, interrumpiendo o iniciando algo para ver como reacciona el rival, engañándolo, amagándolo hasta lograr, cada vez más, ventajas sobre el adversario.
Ojalá, la Asamblea Nacional pruebe su seriedad y respeto.
Concuerdo con José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, cuando dice "Ecuador está siguiendo una tendencia regional y adoptando una medida en la dirección correcta al proponer una nueva ley orgánica de comunicación", pero concuerdo mucho más cuando agregó: "Ahora corresponde a la Asamblea Nacional modificar la propuesta para asegurar que esta no sea una oportunidad desaprovechada".
Mientras tanto, para los defensores de la libertad de expresión, la postergación del primer debate de la Ley de Comunicación seguirá siendo la estrategia de fingir una retirada, con un contraataque anunciado. ¡Hagamos vigilia por Ley de Comunicación!
También, el ex director del programa Cero Tolerancia, hoy activista social, Carlos Vera Rodríguez, dijo que se había logrado una “pequeña gran victoria”. De nadie dudo de su buena fe en sus actos, pero es mi derecho humano, político y civil no estar de acuerdo ni con unos ni otros.
Es que no podemos olvidar que la estrategia de fingir una retirada ha sido frecuente en la historia y es muy antigua.
La empleó Leónidas contra los persas, en la Batalla de las Termópilas, septiembre de 480 a. C. Según Heródoto el rey persa fue sorprendido y perdió parte de sus mejores tropas al intentar abrir una brecha en las líneas espartanas, que emplearon una táctica de fingir una retirada para después darse la vuelta y matar a los desorganizados soldados persas que corrían en su persecución.
El arte de la guerra fue escrito hacia el año 500 antes de nuestra era por Sun Tzu, advertía: Si tu plan no contiene una estrategia de retirada o posterior al ataque, sino que confías exclusivamente en la fuerza de tus soldados, y tomas a la ligera a tus adversarios sin valorar su condición, con toda seguridad caerás prisionero.
Han pasado los siglos y en nuestro tiempo es común que las estrellas del espectáculo y del deporte anuncien su despedida, una y otra vez, pero no se retiran.
Relaciono la postergación del primer debate de la Ley de Comunicación con la estrategia de fingir una retirada, por algunos hechos relacionados, entre otros, que el presidente Rafael Correa haya acentuado sus críticas contra la prensa, la feroz cadena contra la prensa del 8 de diciembre pasado, la agresiva presentación del Secretario de Comunicación en la entrevista que concedió a Jorge Ortiz.
A propósito de esto último, el 9 de diciembre, el público televidente tuvo que soportar un espectáculo alejado del contexto periodístico. La máxima autoridad gubernamental en comunicación puso una tarjeta de crédito sobre la mesa y reclamó por ser maltratado por el Lcdo. Ortíz, quien no debió hacerle el juego. Ambos terminaron lesionando a los televidentes, dando una pésima lección de dialogo y convivencia democrática.
En un contexto mayor, la aprobación del proyecto de Ley de Comunicación ha sido una ardua batalla para el oficialismo, no solo por la defensa de la libertad que hemos bregado los periodistas y los asambleístas de oposición al régimen correísta, sino por las observaciones de organismos de prestigio como la OEA, la UNESCO, Human Rights Watch ,SIP, entre otras.
El bloque PAIS no esperó tanta resistencia y dados los hechos, hubo una dosis mayor de violencia y fuerza, hasta que la gente más estratégica parecer haber optado por cambiar la tácticas, tanto ofensivas como defensivas, observando el principio que una acción siempre se antepone a la reacción.
En términos deportivos, la clave sería una finta tras otra, interrumpiendo o iniciando algo para ver como reacciona el rival, engañándolo, amagándolo hasta lograr, cada vez más, ventajas sobre el adversario.
Ojalá, la Asamblea Nacional pruebe su seriedad y respeto.
Concuerdo con José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, cuando dice "Ecuador está siguiendo una tendencia regional y adoptando una medida en la dirección correcta al proponer una nueva ley orgánica de comunicación", pero concuerdo mucho más cuando agregó: "Ahora corresponde a la Asamblea Nacional modificar la propuesta para asegurar que esta no sea una oportunidad desaprovechada".
Mientras tanto, para los defensores de la libertad de expresión, la postergación del primer debate de la Ley de Comunicación seguirá siendo la estrategia de fingir una retirada, con un contraataque anunciado. ¡Hagamos vigilia por Ley de Comunicación!