8 mar 2010

Cultura: el otro nombre de la solidaridad



El Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, Dr. Marco Antonio Rodríguez, ha iniciado una campaña abierta en defensa de la mayor institución cultural del país, su verbo diáfano reclama la solidaridad de todos y especialmente, de la culta comunidad universitaria.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana, fue fundada hace sesenta y cinco años por uno de los grandes escritores latinoamericanos de todos los tiempos Benjamín Carrión. Por eso esta benemérita Institución lleva su nombre. Y fue construida para que albergue el pensamiento y la creación de todos los ecuatorianos y ecuatorianas sin distingos de raza, credos políticos o religiosos, clases sociales. Nació en un momento de crisis. Nuestro pueblo se debatía en una profunda depresión por el malhadado Protocolo de Río de Janeiro mediante el cual se cercenó nuestro territorio luego de la guerra fratricida de 1941 con el Perú. Carrión sustenta la teoría de la Nación Pequeña, inspirada en la idea del “estímulo de los impedimentos” de Arnold J. Toynbee, el filósofo de la historia.

“Tenemos que ser grandes por nuestra cultura, por el vigor de nuestras instituciones, por nuestros valores éticos”, proclama Benjamín Carrión, por eso nuestra Institución no cree en la guerra sino en la paz, cree en la fusión de América Latina, nuestra patria grande, y no en sus rupturas y desvínculos. Cree firmemente que la cultura es la expresión de la libertad, dignidad y creatividad de los pueblos.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” ha sido respetada por regímenes oprobiosos y hasta por dictadores y dictaduras. Nuestra defensa de la independencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, se da desde la inteligencia y el respeto.

Su presidente, Marco Antonio Rodríguez, ya lo señaló con firmeza a la prensa: "la intención de la Ley del presidente Correa es reducir la CCE a un espacio desarticulado, dependiente del Ministerio de Cultura y vaciado de contenidos… su proyecto es concentrador y peligroso".

Recordamos precisamente que cuando se creó el Ministerio de Cultura, el Señor Presidente motivó el decreto ejecutivo, según se observa en el quinto considerando, en la decisión de su Gobierno de fortalecer las instituciones públicas encargadas del fomento cultural.

Concordante con su política, en el proceso de cambio que vive el País, la Asamblea Nacional Constituyente, en el texto constitucional, Art. 378, consideró necesaria la existencia de un Sistema Nacional de Cultura integrado entre otras, por las instituciones que reciban fondos públicos. El Constituyente no creó un sistema único o un sistema centralizado en el que se eliminen las organizaciones gubernamentales preexistentes para concentrar todas esas competencias en un Ministerio de Cultura que a su vez se constituiría en el único que gozaría de un detallado orgánico funcional aprobado por ley.

Pensamos y estamos convencidos que las normas relativas al Sistema Nacional de Cultura, recogidas en los artículos del 50 al 80 inclusive del Proyecto de Ley de Cultura que fuera remitido a la Asamblea Nacional mediante Oficio No. T.4744-SGJ-2108, de la Presidencia de la República, el 14 de septiembre del 2009, contraría ampliamente la concepción sistémica del texto constitucional y crea una serie de instituciones públicas innecesarias para la vigencia de los derechos culturales.

Cultura es el otro nombre de la solidaridad. Sigue multiplicando este mensaje.