Termina el año 2009, entre lo aciago y lo trágico. Entre el odio y la opresión. Entre la luz y la oscuridad. Entre la frustración y la esperanza. Entre la libertad y la esclavitud. Entre la ofensa y la tolerancia. Entre la liberación y la confrontación. Entre la venganza y la ternura. Entre un presidente que insulta y un pueblo que anhela paz y justicia. Entre la tiranía y la ilusión de respirar aires de democracia. El pueblo deshoja la última página del calendario con desdén y rabia, porque el hambre, la miseria, el desempleo y la inseguridad fueron los flagelos que golpearon sus vidas.
Ninguna sociedad en el mundo podrá alcanzar su desarrollo y su progreso en un ambiente hostil. Donde la dignidad de los seres humanos es molida como en trapiche por un lenguaje procaz e infernal en las cadenas sabatinas. Donde las poses, ademanes y palabras, rayan en demenciales inclinaciones imperiales. Donde gobernar no es respetar, sino, agredir y descalificar a todo aquel que no comparta con sus actitudes. Donde administrar es sinónimo de concentrar los recursos económicos que generan todos los ecuatorianos.
El Ecuador del 2009 será un pésimo precedente, sobre todo, para los niños, los jóvenes y todos aquellos que aman a la verdad y la justicia. Ni el grito altisonante de los que gobiernan, ni la vocinglería de la oposición será la herramienta ideal para sacar del subdesarrollo torpe a todos los ecuatorianos. Las presentes y nuevas generaciones, reclaman con todo el derecho, un nuevo sendero de vida, con paradigmas que siembran la esperanza de reencontrarnos con un nuevo modelo de administrar el Estado. Es decir, que no nos arranque los principios básicos de todo ser humano, que es la LIBERTAD. Esta libertad se traduce en la AUTONOMÍA.
Todo aquel que pretenda arrancarnos la libertad, se convierte en un antropófago. Es que la libertad enmarcada en el derecho a la ley, nos permite elegir, decidir y proceder para buscar el bienestar tanto individual o corporativamente hablando, donde la inteligencia y las habilidades encuentren el cauce adecuado para ascender el disfrute de la plenitud y la felicidad.
Entonces, el desafío de la mayoría de los ecuatorianos para el 2010, el reconstruir a la patria. Es retomar la lucha por instaurar un auténtico régimen autonómico, si no lo hacemos, seremos cómplices de la disolución, de una sociedad organizada. En resumen, sería estar en desacuerdo con aquellos que derribaron el muro de Berlín y renegaremos de los políticos y ciudadanos que tiraron abajo el modelo totalitario de la UNIÓN SOVIÉTICA, que estuvo sumida en el caos por sostener el monstruoso CENTRALISMO. El profesor de la ESPOL, Joseph Garzozi, dice que: “El sistema centralista es injusto, antidemocrático, corrupto y corruptor, hipócrita y sobre todo ofensivo, ya que considera que el 90% de los ecuatorianos, somos subnormales, incapaces de planificar, administrar y autogobernarnos”.
Esta es una verdad incuestionable, ante lo que está ocurriendo en el Ecuador, al pretender aplicar un modelo de gobierno en base a imponer todo a látigo limpio. Donde el omnipotente solo busque acrecentar su ego, su poder y su vanidad.
La Autonomía es el derecho democrático que tenemos los ciudadanos de participar equitativamente en los asuntos sociales, políticos y económicos de un país.
Concentrar los recursos económicos que genera un Estado. Confiscar y monopolizar los tributos de todas las provincias de la patria en una sola caja (Ministerio de Finanzas) en Quito, es extirpar a la justicia o por lo menos “enfermar en cuerpo y alma a los ciudadanos”. Concentrar es igual a fosilizar las competencias de gobernabilidad que tienen los prefectos y los alcaldes en cada una de sus jurisdicciones territoriales.
En el 2010, hay que reinaugurar los planteamientos autonómicos. Sólo así le daremos vida al Ecuador histórico, amplio y profundo. Nuestro deber ético y moral es dejar como legado a nuestros hijos, y a nuestros nietos una patria libre de coyundas humillantes.
Recordemos que para que “viva el Ecuador, debe morir el centralismo”.
Feliz año a todos mis lectores. A los lectores de este blog y a los lectores del decano de la prensa manabita ¡Diario El Mercurio!.
Ninguna sociedad en el mundo podrá alcanzar su desarrollo y su progreso en un ambiente hostil. Donde la dignidad de los seres humanos es molida como en trapiche por un lenguaje procaz e infernal en las cadenas sabatinas. Donde las poses, ademanes y palabras, rayan en demenciales inclinaciones imperiales. Donde gobernar no es respetar, sino, agredir y descalificar a todo aquel que no comparta con sus actitudes. Donde administrar es sinónimo de concentrar los recursos económicos que generan todos los ecuatorianos.
El Ecuador del 2009 será un pésimo precedente, sobre todo, para los niños, los jóvenes y todos aquellos que aman a la verdad y la justicia. Ni el grito altisonante de los que gobiernan, ni la vocinglería de la oposición será la herramienta ideal para sacar del subdesarrollo torpe a todos los ecuatorianos. Las presentes y nuevas generaciones, reclaman con todo el derecho, un nuevo sendero de vida, con paradigmas que siembran la esperanza de reencontrarnos con un nuevo modelo de administrar el Estado. Es decir, que no nos arranque los principios básicos de todo ser humano, que es la LIBERTAD. Esta libertad se traduce en la AUTONOMÍA.
Todo aquel que pretenda arrancarnos la libertad, se convierte en un antropófago. Es que la libertad enmarcada en el derecho a la ley, nos permite elegir, decidir y proceder para buscar el bienestar tanto individual o corporativamente hablando, donde la inteligencia y las habilidades encuentren el cauce adecuado para ascender el disfrute de la plenitud y la felicidad.
Entonces, el desafío de la mayoría de los ecuatorianos para el 2010, el reconstruir a la patria. Es retomar la lucha por instaurar un auténtico régimen autonómico, si no lo hacemos, seremos cómplices de la disolución, de una sociedad organizada. En resumen, sería estar en desacuerdo con aquellos que derribaron el muro de Berlín y renegaremos de los políticos y ciudadanos que tiraron abajo el modelo totalitario de la UNIÓN SOVIÉTICA, que estuvo sumida en el caos por sostener el monstruoso CENTRALISMO. El profesor de la ESPOL, Joseph Garzozi, dice que: “El sistema centralista es injusto, antidemocrático, corrupto y corruptor, hipócrita y sobre todo ofensivo, ya que considera que el 90% de los ecuatorianos, somos subnormales, incapaces de planificar, administrar y autogobernarnos”.
Esta es una verdad incuestionable, ante lo que está ocurriendo en el Ecuador, al pretender aplicar un modelo de gobierno en base a imponer todo a látigo limpio. Donde el omnipotente solo busque acrecentar su ego, su poder y su vanidad.
La Autonomía es el derecho democrático que tenemos los ciudadanos de participar equitativamente en los asuntos sociales, políticos y económicos de un país.
Concentrar los recursos económicos que genera un Estado. Confiscar y monopolizar los tributos de todas las provincias de la patria en una sola caja (Ministerio de Finanzas) en Quito, es extirpar a la justicia o por lo menos “enfermar en cuerpo y alma a los ciudadanos”. Concentrar es igual a fosilizar las competencias de gobernabilidad que tienen los prefectos y los alcaldes en cada una de sus jurisdicciones territoriales.
En el 2010, hay que reinaugurar los planteamientos autonómicos. Sólo así le daremos vida al Ecuador histórico, amplio y profundo. Nuestro deber ético y moral es dejar como legado a nuestros hijos, y a nuestros nietos una patria libre de coyundas humillantes.
Recordemos que para que “viva el Ecuador, debe morir el centralismo”.
Feliz año a todos mis lectores. A los lectores de este blog y a los lectores del decano de la prensa manabita ¡Diario El Mercurio!.