8 mar 2010

Un mensaje, muchas voces II

Quedarnos callados y no comentar tan oportuno trabajo periodístico, sería darle la razón a tanto imbécil que se ha adherido al que en cadenas sabatinas funge de infalible y perfecto.

Por lo tanto, los comunicadores manabitas siempre hemos tenido iniciativas integracionistas, y nos unimos a esta iniciativa del diario El Universo, multiplicando el criterio de los periodistas de las provincias hermanas de Esmeraldas, Cotopaxi, Tungurahua, Imbabura, Los Ríos, Santo Domingo y El Oro.

Marcel Bonilla. Diario La Hora, Esmeraldas: Creo que es necesaria una ley para regular algunas acciones de los medios, pero no una que apunte a coartar la libertad de expresarnos libre y democráticamente frente a lo que pasa. Es un proyecto orientado a tener el control de los medios, periodistas y ciudadanos, para que no digan lo que piensan bajo el temor de una ley sancionadora. Como está diseñada, limita y restringe el ejercicio profesional y la libertad que tenemos a ser informados.

Marco Haro. Diario La Gaceta, de Latacunga: La Ley de Comunicación es uno de los hitos que marcan el proyecto político del Gobierno, cuyo objetivo fundamental es la demolición sostenida de toda forma de expresión crítica, en la cual la prensa libre juega un papel preponderante. Los ideólogos de la llamada Revolución Ciudadana buscan legitimar el establecimiento de un estado totalitario, bajo el argumento de que se les entregó en las urnas la facultad de interpretar los anhelos de cambio.

Wilson Olivo Antepara. Diario El Heraldo, Ambato: La comunicación es el máximo sistema inventado por el hombre, nadie puede normarla, peor con una ley como la que analiza la Asamblea, que coarta la información. Lo único que se conseguirá es mermar la calidad de la labor periodística, pues predominará el control oficial y, con eso, el poder político tendrá carta abierta para hacer y deshacer en los medios. Es criticable que se quiera crear un Consejo de Comunicación inquisitorial y gobiernista.

Marco Cadena. Diario La Hora, Imbabura: No creo necesaria una ley de comunicación. Este es un proyecto con dedicatoria para los medios, que coarta la libertad de información. Se habla únicamente de las responsabilidades de los periodistas, pero se dejan de lado los derechos. No se nombra en ninguna parte el deber que tienen las fuentes oficiales de entregar información. Los medios se convertirían en panfletos de lo que se quiere que se diga, mas no de lo que se debe decir.

Guido Briceño. Diario La Hora, Los Ríos: Es necesaria una ley, pero con las garantías de no coartar la libertad de expresión de todos. Este proyecto se inclina a los medios, porque busca sancionar y limitar el campo de acción de la libertad de expresión. Coarta el ejercicio porque el periodista va a estar limitado al acceso de información de la fuente. También existirá el temor de ser sancionado por publicar. Se exigen controles al publicar y se limitan contenidos.

Catherine Peñafiel. Diario La Hora, Santo Domingo: La regulación que se plantea como principal objetivo de la ley está en otras normativas: en el área civil, en el Código Penal, donde hay un capítulo entero para sancionar los delitos cometidos en los medios, y en la misma Constitución, que da a los ciudadanos la posibilidad de exigir correcciones. Una regulación de la comunicación se hace a través de un canal natural, de la aceptación o no de los radioescuchas, televidentes o los lectores.

Lady Torres. Diario La Hora, El Oro: La ley es justicia, no represión. Esta es una propuesta de ley creada para controlar y oprimir a los medios de comunicación, para no dejarnos hablar y decir lo que en realidad sucede. Tiene muy poco que ver con la comunicación, pues se trata de muchas formas de acabar con ella. Entre los artículos que podrían afectar la libertad de información está el 99, que habla de las sanciones por actos atentatorios, previo informe del Consejo de Seguridad.

Los periodistas manabitas estamos de acuerdo con estas ideas nacidas en el alma de las provincias de la Patria, ya que es innegable que se trata de un proyecto orientado a tener el control de los medios, periodistas y ciudadanos, para que nadie no diga lo que piensa, el control oficial demolerá toda forma de expresión crítica, que en contraparte no tendrá deber alguno de entregar información.

La aceptación o rechazo de los radioescuchas, televidentes o los lectores no contará de modo alguno. La información, el entretenimiento y el debate democrático desaparecerán en todas las provincias, sin excepción.