17 ene 2009

Largo es el camino

El primer paso fue dado el 15 de septiembre de 1988, cuando Difusión Barrial circuló para promover la realidad popular y los valores manabitas.

El segundo paso fundamental se registró el 15 de septiembre del 2001, El Autonomista era una nominación imperiosa a un medio que se había transformado en el vocero de la intelectualidad manabita y sus tesis.

Hoy, al terminar el 2008, es preciso hacer un recuento de 20 años de compromiso con la tierra que nos vio nacer y nos hizo sus herederos.

El periódico unifica a tres generaciones de la familia Intriago. Don Isauro, de 75 años de edad, es su presidente y quien con sus enseñanzas y ejemplo de trabajo, esfuerzo y honradez ha marcado a hijos y nietos, una estela paradigmática-estoica rubricada de moral y ética.

Carlos Daniel, Karla, Paúl, Ernesto, Leonardo, Carlos Fidel, mis hijos que me han acompañado en tantas jornadas, van tomando la dirección con su entusiasmo juvenil y experiencia periodística precoz, porque crecieron junto al papel y la tinta, a los periódicos y los libros… ¡Muchachos!, que han sido capaces de envejecer las hojas que testifican los sucesos de la historia reciente.

Hace 20 años, mis hijos eran tiernos bebés o aún no habían nacido. Ellos desde su más sensible existencia se sumaron a Difusión Barrial. Y apenas pudieron, por su voluntad, le repartían a vecinos y compañeros de escuela los ejemplares hechos en una imprenta artesanal. Mientras los adultos recorríamos barrios y sindicatos, llegamos a caletas de pescadores y casas comunales de los rincones más alejados de Portoviejo. ¡Eran tiempos románticos!… De largas caminatas para fundirnos con el pueblo, que unido, ¡jamás será vencido!

Los inquietos niños crecieron y se volvieron jóvenes activistas que se infiltraban a los colegios con canciones, poemas… ¡periódicos! Sí ¡periódicos El Autonomista!

Pasa el tiempo, el camino ha sido largo y bastante empolvado, yo, Carlos Intriago Macías, ya abuelo, me ocupo más en la cátedra, en la familia y el amor; he escrito estas líneas, para responder a quienes me han agradecido y también a quienes me han incomprendido.

Me basta con haber sido un militante del Manabitismo, que gracias a su convicción superó las incomprensiones de quienes sin base alguna insinuaron que éramos financiados por Cuba o por los Estados Unidos como títeres asalariados de sus campañas ideológicas.

Más allá y a pesar de la derecha y de la izquierda, de la partidocracia y el centralismo, seguimos aquí amando y defendiendo a Manabí y su autonomía.

En todo caso, al terminar este año, doy gracias a todos, particularmente a nuestros lectores y anunciantes concientes, quienes nos entregaron las sugerencias para definir a los mejores del 2008.