3 ago 2007

Desafíos Autonómicos

Las desviaciones de un régimen de Autonomías dependerían de los niveles de conflictividad social y de la crisis de ingobernabilidad que éste provoque. Es obvio que el cambio de sistema provocará ficciones pues como todo cambio, beneficia o agrada más a unos que a otros. No olvidemos que el estatismo y dentro de él el centralismo pretende que el Estado es la fuente del derecho, oprimiendo y suplantando a la persona humana en diversa forma. El estatismo no es sólo una organización; es fundamentalmente una filosofía y una mentalidad, con la que se organiza la sociedad.

Si se considera que la propuesta de autonomía es parte de la disputa interburguesa sierra- costa, y que la utilizan, como ayer al regionalismo para chantajear políticamente al país y al pueblo o como la respuesta formulada por la burguesía frente a la crisis económica, social y política que vive el país; lógicamente podemos esperar a pretexto de rechazo a las autonomías más desintegración social. Los temores son fundados porque lamentablemente, han convertido a la autonomía en una “carta bajo la manga” de la oligarquía guayaquileña, encabezada por el PSC, las cámaras de la producción, y la han confundido como algo regionalista, separatista y busca la desintegración nacional.

Justamente, estas mismas élites se han servido de las autonomías como planteamiento y evitan el debate sobre el origen, la naturaleza y los mecanismos correctos de solución de la crisis política, económica y social del país. La autonomía tendrá muchas desventajas si el ecuador no acepta su personalidad histórica y valora adecuadamente las etapas que componen su proceso social. Sino es aceptado mayoritariamente un nuevo modelo de Estado, lo cual hasta ahora es improbable porque la difusión de la propuesta ha sido limitada, la mayoría de la población no ha escuchado siquiera el término y si lo ha hecho, no puede expresarse sobre qué entiende por autonomía. Es más, incluso algunos la confunden autonomía con independencia, es decir con una segmentación del país en principados.


Otra desventaja, atañe directamente a Manabí, puesto que las autonomías podrían perturbar la unión de los manabitas, ya que no existe en Manabí una integración formal de las jurisdicciones cantonales y de las instituciones; por el contrario, la desunión y el inconformismo ha sido tal que incluso propuestas separatistas para dividir hasta en tres provincias a la actual Manabí han tomado fuerza en los últimos años. Ej.: Manabí del Norte, liderada por Chone, hasta ahora pocos han hablado de ello y muchos menos se han atrevido a reconocerlo, como tampoco se han referido al hecho que en los programas educativos, de las escuelas y colegios apenas se estudia la historia, cultura e identidad manabita y el análisis del futuro provincial en las universidades es desarrollado por grupos académicos limitados. La educación y la cultura no son los pilares para elevar nuestra autoestima y valores cívicos, menos para preparar a las futuras generaciones en la lucha de grandes ideales o de sueños colectivos postergados.

La participación ciudadana permanente no existe, y cuando ésta se ha dado en forma esporádica, ha sido para elaborar planes estratégicos de desarrollo, que a la larga, no son más que interesantes cuadernos para la historia, puesto que su no ejecución es segura ante la falta de ejecutividad de las autoridades y la falta de recursos económicos para su realización. En la base del problema, hay que tener en cuenta una serie de factores que actuaron como fuerzas hostiles al desarrollo de la identidad y unidad provincial, entre otros, la hacienda en el campo, como centro de poder y de vínculos; y los caudillos, representantes de poderes extraprovinciales que obedecían (obedecen) a las ordenes de los capataces de los partidos políticos de Quito y Guayaquil, que son los que han atrofiado el progreso del país. Por eso se hace necesario las formaciones de los partidos políticos regionales. No hay vuelta que darle, para poder sacudir a este país que lo tiene todo y que sin embargo nuestros hermanos manabitas y ecuatorianos se nos van a otros países a trabajar o a encontrar la muerte.

Uno de los temas más controvertidos, pero a la vez de menor profundización en el debate, es el de las finanzas provinciales y nacionales, en particular respecto de la tributación local y nacional, así como la relación entre el aporte tributario provincial y los recursos recibidos del Gobierno Central. A este propósito se han publicado al menos cuatro trabajos que revelan cifras y datos que muestran que la mayoría de las propuestas y demandas autonómicas e incluso descentralizadoras son poco viables o que, en todo caso, deben ser reconsideradas a la luz de tales datos. Es importante tener una idea global y precisa de las fuentes de ingresos y egresos del Gobierno. Solamente a partir de estos datos será posible disponer de elementos concretos que faciliten el análisis de la viabilidad económica de las propuestas autonómicas, especialmente en referencia a los recursos que solicitan sean transferidos del Gobierno Central o que se queden en la localidad donde se recaudan.

En este ámbito es conveniente recordar que casi una tercera parte de los recursos presupuestarios del Gobierno Central provienen del endeudamiento; que el 28% del total de los ingresos del presupuesto nacional corresponden al petróleo y sus derivados, que los ingresos --no separables por provincias-- representan algo más del 20% del total y que los ingresos tributarios separables por provincias representan menos del 20% de los ingresos del Gobierno Central.
Por el lado de los gastos, cerca del 40% de los recursos se dedican al pago de la deuda interna y externa. Lo restante, según Vicente Albornoz, se compone en partes casi iguales de gastos del Gobierno Central difícilmente asignables por provincias, sobre todo Policía y Fuerzas Armadas, y en gasto asignable (educación, salud, obras públicas, etc).

La comparación de los ingresos y gastos por provincia, arroja resultados sorprendentes, que llevan a concluir que la mayoría de las provincias son deficitarias, es decir que aportan menos de lo que reciben. Veamos algunos ejemplos al respecto:

A manera de conclusión, los problemas destacados revelan, por un lado, la complejidad y los desafíos de la descentralización, que en un esfuerzo de síntesis, se pueden concentrar en cuatro: transferencia equitativa y gradual de competencias y recursos del Gobierno Central hacia los gobiernos locales; reforzamiento de la tributación local; mejoramiento de la capacidad de gestión de las administraciones locales; y vigorización de la planificación nacional, provincial y local.

Sindéresis del Autonomismo

Autonomía Manabita es el proceso político provincial que responde a la necesidad de dotar con un marco jurídico-administrativo a Manabí, por cuanto sus fuertes peculiaridades geográficas, etnoculturales y económicas, indican que en las poblaciones manabitas pueden y deben darse organización y autogobierno en el arco más amplio de sus actividades sociales y comunitarias. Así lo entendieron los doctores: Humberto Guillem Murillo, Medardo Mora Solórzano, Dr. Jacinto Kon Loor y el Ab. Leonardo Cassis M, cuando suscribieron la histórica Declaración de Manabí del 19 de abril de 1999, que señalaban lo siguiente: “Las Instituciones y Organizaciones de la Provincia de Manabí, reunidas en Asamblea, Declaran:

  1. Pronunciarse porque se instaure en el Ecuador un régimen de autonomías, una de cuyas regiones sea Manabí en razón de sus incuestionables derechos históricos, su potencialidad socio económica y su realidad étnico cultural, teniendo plena conciencia, de que éste es un proceso que debe concertarse y no ser compulsivo.
  2. Para lograr aquello, demandamos que los poderes del Estado apliquen la Ley de descentralización y modernización en actual vigencia, en armonía con lo que dispone la constitución política del estado.
  3. Impulsar este proceso a través del Comité de Desarrollo Provincial conformado por representantes del Gobierno Seccional de los órganos representativos de la Sociedad Civil.
  4. Hacer notar al país la conveniencia de impulsar un proceso desconcentrador del ejercicio del poder político, como un camino idóneo que fortalezca la unidad nacional, terminando con iniquidades, injusticias y abusos administrativos que han sumergido a Manabí en una situación de marginalidad política , social y económica.
  5. Conformar comisiones especiales a través de las investigaciones e información que posee, permitan a los funcionarios y representantes de las entidades manabitas, sustentar sus planteamientos, para cuyo efecto acogen las ponencias presentadas por el Concejo Provincial de Manabí, la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, la Universidad Técnica de Manabí, las comunicaciones recibidas y las intervenciones habidas en la cívica reunión de este lunes 19 de abril de 1999.
  6. Autoconvocarse a una nueva reunión el día lunes 17 de mayo de 1999, a la misma hora y en el mismo local, a efectos de evaluar los informes de las comisiones que se integran de conformidad con lo señalado en el numeral anterior.
  7. Difundir la presente declaración en los medios de comunicación de la Provincia y del País.”.

La administración autónoma manabita debe ser desarrollada por las entidades autónomas, que son instituciones de derecho público creadas por Ley, encargadas de la administración y organización de algún servicio de carácter público, mediante descentralización de determinados bienes estatales y el cumplimiento de ciertas pautas económicas. Se Caracteriza especialmente por poseer personalidad jurídica y patrimonio independiente del Estado.

En nuestras anteriores ediciones (El Autonomista) hemos sellado nuestro pensamiento autonomista con ideas preclaras y memorables, como las siguientes: “…Autonomía ¿para qué? En el ámbito teórico de que los marcos constitucionales deben reflejar las realidades. La autonomía es para hacer exigibles los derechos de los ciudadanos consagrados en la Constitución, de tal manera que los derechos dejen de ser simples enunciados para convertirse en realidades tangibles a través de una forma administrativa más cercana a las personas pues las autonomías apuestan por las personas y no por las competencias para los territorios. la autonomía es legítima cuando hace exigibles los derechos constitucionales de los ciudadanos, es decir, cuando permite que el derecho a la educación, a la salud, al trabajo, los derechos civiles, los derechos políticos, los derechos económicos, sociales y culturales, además de los derechos colectivos que abundantemente se enuncian en nuestra Constitución Política, dejen de ser simples enunciados o declaración de buenas intenciones para convertirse en realidades vividas por la población. La autonomía es legítima cuando contribuye a superar las limitaciones de un régimen fiscal crónicamente deficitario, que teóricamente transfiere competencias y sus consecuentes recursos, pero que en la práctica solamente redistribuye pobreza.

La autonomía es legítima cuando se impulsan las potencialidades económicas y productivas regionales para que sean competitivas y generadoras de bienestar, dando respuestas adecuadas e inmediatas a los nuevos retos devenientes de la globalización. En fin, la autonomía es legítima cuando va mucho más allá de un concepto político para convertirse en un elemento de identidad que concentra la energía creadora de una región para proyectarla más allá de las limitadísimas expectativas del actual Estado ecuatoriano…”

Identidad y Autonomía

Siendo el hombre un animal “reflexivo”, sujeto y objeto de su propio conocimiento, tiene la gran responsabilidad histórica de ir marcando rutas y así definir su propio destino para construir su realidad humana con la más absoluta conciencia y defender su identidad individual o colectiva proyectándola hacia el ejercicio cotidiano como una fuente de dignidad, orgullo y representatividad en su entorno regional y nacional.

Hemos afirmado por repetidas ocasiones que Manabí es una región, de la que todos debemos estar concientes que al cumplir con este requisito, geopolíticamente hablando tenemos la fuerza necesaria para hacernos respetar y convertir a Manabí en La Primera Provincia Autónoma del Ecuador. Al afianzar esta tesis recurrimos al pensamiento de Jesús Andrés Vela, s.j. que en su libro Técnicas de Concientización señala que “la Conciencia no es una entidad, sino el hecho vital en el hombre de volverse sobre sí mismo y reflejar de una manera consciente sus actitudes de vida en relación con la realidad. El reflejo de la realidad “objetiva” a través de la percepción no es conciencia sino Conocimiento. La Conciencia supone un desdoblamiento sobre el yo “como en relación con el mundo de los otros yos o del mundo objetivo pero de una u otra manera humanizado”. Esto quiere decir que el campo directo de la conciencia son las actitudes propias como relacionales. Y que para la Conciencia la Realidad es lo histórico y humano”.

Cuando hablamos de identidad y conciencia no queremos referirnos al prototipo del hombre como modelo, sino más bien a la pureza antropológica del ser humano que posee raíces propias para bifurcarlas con absoluta identidad donde inclusive no existan limitantes ni fronteras para hacerlo. Estos son inclusive los desafíos que se imponen en un mundo globalizado, por eso, “la noción de identidad cultural de los pueblos es tan importante como su capacidad de producción”. La coherencia regional no se logrará únicamente con tasas de crecimiento, sino con los productos culturales que la interpreten y critiquen, Porque como decía Lamartine: “Un pueblo sin alma es solamente una multitud”. Entonces, esto revela que para enfrentar los “nuevos modelos de desarrollo” que se imponen en las sociedades cambiantes tiene que necesariamente ampliarse la concientización de lo que somos y de lo que queremos ser en los anchos cauces del desarrollo y del progreso de los pueblos.

Nuestro afán es ir desglosando la tesis del autonomismo manabita, de tal manera que las presentes y futuras generaciones vayan asimilando la importancia que tiene nuestra provincia como región para fortalecer la propuesta de la autonomía, donde se generen los cambios sustanciales y así desterrar los caducos sistemas administrativos que desentonan con la modernización, los avances tecnológicos y la internacionalización de las autopistas de la información, es decir, que todo tiene que girar de lo primario a lo universal. De lo particular a lo general.

¿Estamos en capacidad los manabitas para cimentar las bases de una autonomía provincial? Claro que sí, si todos con plena conciencia de manabitas nos alejamos del pesimismo, de las negativas influencias externas, de los complejos y del miedo. ¿Acaso no tenemos conciencia de que somos una provincia eminentemente rica? Por eso, sin vanidad alguna tenemos que sentirnos orgullosos de nuestra cultura que es creación humana de todo lo que existe en nuestro entorno natural. “La naturaleza le es dada al hombre; la cultura es necesario crearla. Todo lo que existe sobre la tierra tiene así un doble origen, o es naturaleza debido a la obra extrahumana, o es cultura debido a la obra humana. Desde que el hombre-aborigen manabita ha demostrado poseer y transmitir de generación en generación una rica cultura al transformar “una piedra que la naturaleza le brindó al hacerla un hacha; el hacha deja de ser naturaleza (piedra), para convertirse en un elemento cultural, ya que la piedra al ser convertida en hacha ha sido dotada de sentido”. El hombre manabita ha probado que la cultura de un pueblo es un todo, con ese derecho histórico podemos ser UNA PROVINCIA AUTÓNOMA “por la razón o por la fuerza”.

¿Pero qué entendemos por cultura? Sin ambages ni dubitaciones, lo señala el historiador peruano Gustavo Pons Muzzo que “Todo viviente, que se va transmitiendo de generación en generación y de pueblo en pueblo. Y como todo organismo vivo, está también en constante transformación, en constante devenir. Cada generación aporta nuevos elementos culturales, mientras que otros desaparecen porque van perdiendo su sentido dentro del grupo, su razón de ser. La cultura así, se desarrolla en el tiempo, es un producto de la continuidad en el tiempo”.

El horizonte está trazado. La convicción y el compromiso tienen que ser de todos los manabitas para lograr la autonomía provincial. La conciencia debe estar más clara que nunca para alcanzar en hechos reales y tangibles un mejor porvenir para todos los manabitas. Con identidad, cultura, conciencia y autonomía dejaremos de ser la provincia marginada de todos los tiempos. La ingobernabilidad y el centralismo ya no tienen oxígeno de justicia, democracia y equidad para un Ecuador que necesita renacer.

Sin Autonomismo... nada cambiará en Manabí

Los últimos acontecimientos políticos en la provincia de Manabí, nos dejan, una vez más, lecciones inolvidables. Quedó comprobado que el paro nos sometió a las vergonzosas humillaciones de quienes se han adueñado durante 175 años del poder político y administrativo en nuestro hermoso y rico país, sistema que ventajosamente está en su etapa terminal, por la crisis en la que se debate el Ecuador.

Al margen de las conquistas, o de las respuestas positivas o negativas del gobierno de Alfredo Palacio, y del desconocimiento de recaderos de quinta categoría enviados desde Quito; la situación pasará, y, nuevamente veremos cómo la pobreza y la miseria seguirán profundizándose en nuestros pueblos. :para acabar con esta oprobiosa realidad y decide basta al gobierno central, hemos propuesto a la provincia y al país que la única solución es implantar una reforma política profunda, considerando que las infraestructuras que sostienen al actual sistema están totalmente caducas. Claro que la propuesta de las Autonomías son revolucionarias, que incomodan a quienes han sometido al país a la crisis más dolorosa a cambio de la explotación y el enriquecimiento sin nombre.

Luis Verdesoto, investigador de procesos políticos en América Latina, ha manifestado que "las Autonomías trasforman todo el conjunto del sistema político de un Estado". Pensamiento con el que dibuja toda la verdad acerca del tema autonómico, el mismo que, para que se materialice, tiene que tener un punto de arranque, sabiendo que los resultados no son inmediatos, porque todo cambio implica modificaciones en todo sentido, inclusive, el sacrificio, que es largo y atormentado, pero afortunadamente el proceso nos señalará la ruta del progreso y del desarrollo sostenido y sustentable.

La palabra Autonomía significa, etimológicamente, la potestad de ciertos entes para dotarse a sí mismos de normas propias. Si esto es así. .. por qué temerle a las Autonomías? Los nuevos líderes de la clase política manabita, tienen que hacer conciencia y comprometerse a ser los actores de la propuesta autonómica, con mayor razón si la juventud va asimilando con absoluta claridad que Manabí es una de las provincias potencialmente más ricas del Ecuador, en otras palabras que las potencialidades están listas para explotarlas con mentalidad diferente, donde la corrupción no tenga espacio. La esperanza se sustenta en que se imponga la honestidad y la transparencia en los procedimientos, donde la ética y la moral sea un ejercicio conciente y rutinario para practicar la norma del bien común.

Por eso, he aquí esta docena de puntos, teóricos-científicos' que condensan una serie de ideas ordenadas que tratan de explicar las razones sustentadas en esta lucha para lograr que las Autonomías sean una realidad.

  1. La Autonomía es un proceso perfectible y siempre proclive a no tener fin. No es separatismo, ni disgregación del Estado.
  2. La Autonomía implica compartir responsabilidades en igualdad de condiciones. Es conciencia de los actuales niveles productivos y vigor intelectual para administrar el potencial económico regional.
  3. La Autonomía aplicada con equidad, tácitamente elimina la gula incontrolable de los egoístas y explotadores.
  4. La Autonomía conlleva a distribuir los recursos públicos con transparencia y por ende, se fortalece el equilibrio fiscal para estimular el trabajo y extirpar la corrupción.
  5. La Autonomía por su misma esencia libertaria buscará la paz y la justa participación de las rentas que produce cada región o provincia.
  6. La Autonomía es un derecho, no una obligación. Es la libertad natural, consustancial con que nace el hombre.
  7. La Autonomía es aprender a confiar en la capacidad de los seres humanos, cuya decisión avanzará a materializar las competencias que asuman con responsabilidad.
  8. La Autonomía fortalecerá la unidad nacional. La estructura del Estado será más fuerte.
  9. La Autonomía no ,es soberanía ni sinónimo de inmediata o prematura prosperidad. Es más bien, un estado que rompe las cadenas del paternalismo y la dependencia.
  10. La Autonomía es un ejercicio político híbrido entre la solidaridad, el humanismo, la libertad y la democracia, que se va construyendo con la participación de todos los actores sociales.
  11. La Autonomía regional es la articulación del reparto de las competencias que enriquecen la participación ciudadana y por supuesto fortalece a la democracia, dentro de las libertades y derechos del hombre.
  12. La Autonomía económica es una expresión con efectos dinámicos para fortalecer la autonomía administrativa. Es decir, la doctrina nos abre el camino constitucional –si existiere-, para aclarar que tiene un carácter bifronte, con responsabilidades de poder compartido, cuyo detonante es la libertad y la justicia.

La convicción que nos lleva a hacer estos planteamientos ideológicos, es producto de lo que ha soportado y tolerado esta Región y que ha provocado que el país se haya tornado ingobernable, precisamente porque el modelo centralista, que privilegia a pocos y margina a la mayoría, ha cumplido con su nefasta etapa histórica. Que esta lección de paros, enfrentamientos, conflictos y posturas mendicantes, son en realidad las que lastiman a la unidad entre hermanos ecuatorianos, ojalá nunca se repitan. Por eso, creemos con firmeza que la autonomía es la salida a la atomización de un sistema político administrativo periclitado. Entonces, si no hay autonomía, nada cambiará en Manabí... Construyámosla con pensamiento manabita. Sólo los ideales universales de las mentes más claras de los ecuatorianos, impulsarán el proceso autonómico para re fundar al país, donde impere la justicia y la paz.

1 ago 2007

ÉTICA Y AUTONOMÍA

Toda lucha que se emprende por buscar el bien común, tendrá indudablemente que pasar por un tamiz, para que los resultados traten, en lo posible, de ser positivos y no sufran cuestionamientos una vez que entren en vigencia. Por eso, quienes señalan que el tema de las autonomías está agotado, están equivocados; lo que ocurre es que ciertos advenedizos a la propuesta se atreven a opinar sin conocer científicamente cómo debe implementarse la corriente autonomista en nuestra realidad. Aquéllos, son los que hacen daño al desorientar a las masas que reclaman la vigencia de la autonomía en Manabí. En consecuencia, la ética que es la raíz de donde brotan todos los actos humanos que rigen el comportamiento correcto, ecuánime, tolerante, lícito y justo, es la que tiene que imponerse para evitar que se desvíen los anhelos de los manabitas de ser una región autónoma.

Además, lo que busca la autonomía es lograr que los seres humanos tengan mejor calidad de vida, es decir, que la pobreza, la falta de educación, de salud, de oportunidades de trabajo, no sean la maldición de los gobiernos o de los privilegiados de un país. En ese sentido, estamos convocados a emprender otros desafíos para entrar a nuevos estadios de vida; donde la responsabilidad social, moral y ética esté ligada a profundas convicciones y creencias para concienciar a los indolentes, a los acaparadores y depredadores que haciendo uso de artilugios despojan las riquezas que producen hombres y mujeres de provincias como Manabí, para beneficios de otros. Esto no es ético, las desigualdades son las que generan los conflictos y los enfrentamientos en las sociedades. ¿Acaso, los problemas que están padeciendo los pueblos del oriente ecuatoriano, o el caos social, político y económico de los cantones manabitas, no se debe al mal reparto de la riqueza? ¿Con qué calidad moral se atreven los gobiernos a hipotecar el futuro de la niñez y de la juventud, cuando éstos tienen todo el derecho a soñar con un porvenir iluminado de esperanza, progreso, bienestar, justicia y fé? ¿Quién ha dicho que con el “estado de emergencia” van a ahogar los gritos desgarradores de millones de seres humanos que reclaman una justa distribución de la riqueza nacional a un gobierno centralizado, injusto, insensible e inepto?.

Cómo es posible que los extranjeros califiquen al Ecuador como una maravilla de país, mientras que por otro lado, se hunde un barco en aguas del Pacífico con un centenar de ecuatorianos que buscaban mejores días de sobrevivencia. “El sueño americano”, no es más, que la frustración represada de miles de compatriotas que le cercenaron el derecho de vivir con dignidad en la tierra que los vio nacer.

Todos los males se pueden corregir, lamentablemente en este país, la corrupción sigue siendo el mal mayor en la administración pública y privada; Osvaldo Agatiello dice: “la corrupción es toda acción, omisión, vicio o abuso que desvía las obligaciones legales y éticas de una función pública hacia objetivos privados, individuales o de grupo, de beneficio económico, social o político”.

Entonces, con ese cinismo que actúan los corruptos, la lucha por implementar un régimen de autonomía se torna prematuramente engorroso, con mayor razón, si los corruptos se atreven a ser los promotores, implementadores, correctores y juzgadores de un proceso que está en marcha.

Por tanto, la ética y la autonomía son un reto y un desafío para los auténticos autonomistas manabitas que buscamos refundar a un país, que política y administrativamente no da más, porque el centralismo lo sepultó. La juventud reclama un nuevo liderazgo para que se produzcan los cambios de comportamiento profundo y radicales para hacer realidad las autonomías.